"La realidad siguió muy pronto a la figura: personas a las que había hecho el favor de recibir en la congregación, respondieron a sus beneficios con ingratitud e inconstancia que desgarraron su corazón maternal. Su caridad no le permitió contar sus males, diciendo únicamente: Fui liberada de personas que no daban gloria a tu nombre. Su pérdida me afligió, pero tu bondad enjugó mis lágrimas, haciéndome ver que, del mal, saca el bien." (1)
"El Prior Bernardon, Sor Francisca Gravier, Lucrecia de Bély"(2) y la Madre de Matel partieron a Lyon. La Madre de Matel escogió la casa de la Sra. Lauzun, en Vienne para pasar la noche y continuar su camino pero la felicidad embargó a esta , convenció a la Madre de Matel de permanecer al menos tres días y partió rumbo al arzobispado para informar al Monseñor de todo lo sucedido y le dijo: "aunque por la misericordia del Verbo Encarnado he llegado a hacer religiosas, puede Ud. ver que yo no lo soy. A pesar del deseo que he tenido de tener semejante dicha, que he anhelado durante tanto tiempo, me he privado de ella paraconformarme a las intenciones de su Eminencia." (3) El Arzobispo le expresó su contento por esta actitud y en su carroza envió a la Madre de Matel a la casa de la congregación.Al llegar abrazó a todas pero, percibió con tristeza, que sus amadas hijas, que se habían alejado del fervor, la humildad y la mortificación. ¿Qué había pasado? Sorprendentemente los consejos de un sacerdote que no creía en que la congregación.
El celo de la Madre de Matel por la congregación le hizo intentar una y otra vez un cambio en sus hijas, pero "no podía considerar como suyas, aquellas en las que no reinaba el amor del Verbo Encarnado... No olvidé nada, dice, para retenerlas. Como tú llamaste a los pobres, me complazco en conservarlas en tu congregación" (4)
Para reconfortar su alma, pasó en retiro diez días dentro de los cuales tuvo una visión donde comprendió que podía amarla y también probarla con rigor: "Tenías mi corazón entre tus manos, y al mismo tiempo que lo protegías contra tus enemigos, lo apretabas amorosamente para hacerlo destilar un dulce licor. Me pareció como una flor que conservabas para que no se marchitara. Admiré estos dos contrarios, que lo convertían en una flor oprimida que, al mismo tiempo, conservaba su belleza, y me dijiste sobre la muerte: Hija no tengas miedo a la muerte; tu corazón está en manos de la vida... Como la muerte es sólo una privación, el alma no sufre por su causa, pues recibe una vida más excelente que la que deja." (5)
Continuó con estas reflexiones donde aprendía directamente las maravillas que su Esposo le mostraba. Un día vio: "una multitud de flores de diversos colores, producida por la sangre preciosa de mi Esposo, con las que confeccionaba su carro triunfal, viniendo a mí sobre estas flores sagradas, y elevándome hasta él en el mismo carro glorioso, para hacerme partícipe de su triunfo, haciendo que mi montura fuera de púrpura florida, y que, en unión con él subiera hasta el santuario gracias a su sangre preciosa." (6)
Ella le preguntó a su Amor: "¿quieres, pues, que diga la belleza de los campos que están conmigo? Tú eres Jesús de Nazareth, el Esposo florido, que arrebata consigo mi corazón. Jesús le contestó: Sube más arriba... Me complazco en comunicarte mis luces. Deseo crear en tu espíritu un cielo nuevo, y en tu cuerpo una tierra nueva" (7)
Este arrobamiento hizo que su expresión llegara a tal grado de felicidad y brillantez que era imposible no advertir lo que sucedía.
Poco tiempo después le fue concedido ver con alegría, el nacimiento del segundo hijo de Luis XIII anticipadamente.
El 6 de diciembre de 1640, las cinco primeras novicias de la Orden del Verbo Encarnado, tenían que pasar el examen canónico para poder ser admitidas a emitir sus votos. Mientras éste sucedía, la Madre de Matel vio a San Pedro, coronado con su tiara, presenciando este examen. En otra ocasión en París, le había mostrado esta tiara, pero le faltaba una piedra preciosa, misma que estaba suspendida sobre ella, y el Señor le había dicho: "la piedra preciosa que le faltaba a esta corona es mi Orden, que no está del todo establecida, pues las bulas no han sido ejecutadas, y permanecen como suspendidas." (8)pero, hoy el adorno de la tiara estaba completo con lo que Jesús le hizo comprender con gran ternura que, "ella era quien había añadido al atuendo de la Iglesia, la joya con que él deseaba verla enriquecida" (9)
Diez días después la M. Margarita de Jesús y sus cuatro compañeras se consagrarían por medio de la profesión religiosa. Esa mañana, el Padre Eterno le dijo a la M. Margarita:"Hoy engendraré y te participaré mi filiación para hacerte digna de ser la Esposa de mi Hijo y de trabajar en la obra de su santa Orden. Después le hizo escuchar que deseaba derramar, sobre los miembros de esta Orden, mayor número de gracias que jamás había concedido, sin pedirles otra cosa que fidelidad y humildad. Algunas horas más tarde se presentó Jesús con la Santísima Virgen, permitiéndole reposar sobre su corazón. La embriagó entonces de tanta dicha, que al salir del éxtasis exclamó: ¡Dios mío, mi amor y mi Vida, ya que no sea yo quien viva, sino tú en mí. No más yo, únicamente tú, mi todo! " (10)
La Hna. Margarita lo deseaba con toda su alma siempre tuvo toda su confianza pueta en Dios
Un día en el que había de pagar al notario una cantidad que no tenían el Señor le proveyó de la suma exacta con el asombro de la hermana que había contado antes el dinero.
Estas anécdotas, nos hacen caer en la cuenta que no fueron las únicas, sino que el Verbo Encarnado se complacía derramando a cada momento, en sus hijas su amor sin fin.
Un día en el que había de pagar al notario una cantidad que no tenían el Señor le proveyó de la suma exacta con el asombro de la hermana que había contado antes el dinero. Estas anécdotas, nos hacen caer en la cuenta que no fueron las únicas, sino que el Verbo Encarnado se complacía derramando a cada momento, en sus hijas su amor sin fin.
Entre otras cosas y después de muchos meses, escribió: "me veo en una gran indiferencia hacia todo lo que no es Dios." (11)
Se acercaba la hora en que debía probar ante la censura más severa y autorizada del Cardenal de Richelieu, la autenticidad de sus obras.
(1)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 14 pág. 249
(2) idem
(3 )idem
(4)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13 pág. 251
(5)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13 pág. 253
(6) idem
(7) idem
(8)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13 pág. 256
(9) idem
(10)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13 pág. 257
(11)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13 pág. 264
mcfariasrwebCopyright © 2024 Todos los derechos reservados