CAPÍTULO 1.
Su familia paterna era originaria de Florencia de la antigua casa de los Chèzard, familia distinguida entre la nobleza Toscana. Este apellido italiano parece haber sido inicialmente Cesari que se convirtió en Chesar y luego en Chèzard. El abuelo se trasladó a la corte de Francia y compró un cargo de gentilhombre ordinario en la cámara del rey Enrique IV, obteniendo así la ciudadanía francesa. A su muerte heredó este cargo a su hijo mayor Jean Baptiste Chèzard. "Jean fue hombre de carácter, de honor y de valor, objeto de una particular benevolencia de parte del rey, llegó a ser capitán de caballería ligera, al frente del cuál se distinguió por su bravura en gloriosos hechos de armas. Todos los príncipes le honraban con su afecto y un futuro prometedor se abría delante de él." (2) A fin de distinguirse de otros Chèzard, compró la tierra señorial de Matel, a media legua de Roanne, en Lyonnais. Matel pasó a ser parte de su nombre, el cual desde entonces fue: Jean Baptiste Chèzard de Matel. Conoció a la familia "Chaurier" a la que pertenecía la Señorita Jeanne con la que quiso fundar su hogar. "Una sabia moderación lo guió en la elección de una esposa. El recuerdo de la corte y los partidos que hubiera podido pretender no lo atraía. Prefirió cortar una de las flores más bellas del terreno que acababa de comprar.(3)
Jeanne Chaurier, era una señorita "buena y piadosa, perteneciente a la rica burguesía local, Roanne era sede del duquesado del Roannais en la provincia de Forez y diócesis de Lyon"(4) , ella no le aportaría nuevos títulos de nobleza a Jean Baptiste, "(5) pero poseía, junto con abundancia de bienes, lo que vale más que todos los blasones: virtudes eminentes, que son los mejores dones del espíritu y del corazón". Dios había mostrado prodigiosamente su predilección hacia ella. Cuentan las memorias de la época que "al cumplir sus doce años, La Srita. Chaurier cayó enferma víctima de una grave enfermedad. Los médicos se turnaban en vano a su cabecera, pero los socorros humanos fueron impotentes: la joven enferma expiró en medio de las lágrimas y sollozos de quienes la rodeaban." (6)
En ese momento de gran dolor, la fe de su madre no vaciló en pedir un milagro: "Señor San Claudio, exclamó, resucitad a mi hija y la joven, se enderezó ante el estupor y alegría de su familia y amigos". (7) Este milagro debió dar frutos especiales. La Sra. de Matel fue un tejido de virtudes, buenas obras y una cristiana heroica. Ella sentía el amor de Dios que la amaba particularmente y no le escatimó las pruebas. Ella en cada aflicción, solía repetir: "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Digna Madre de Dios, Santa Madre de Dios, en ti confío" (8) Su caridad y paciencia eran manifiestas. Al conocer las necesidades de los menesterosos buscaba el medio de aliviarlas y "jamás se la vio desatender a un pobre. Si le ocurría encontrar alguno y no llevaba dinero para darle, se despojaba de alguna de sus mejores ropas para dársela".(9) El Señor de Matel no siempre aprobaba esta generosidad, pero estaba lleno de admiración hacia la virtud de su esposa.
"La señora de Matel sufrió dos abortos: otro hijo y una hija habían nacido muertos y el único que había nacido vivo, fue ahogado involuntariamente por la nodriza, mientras dormía". (10) Angustiados, durante casi diez años , pidieron insistentemente a Dios por intercesión de los Santos la gracia de tener un hijo o hija que viviera., prometieron " (11) ricos presentes para el altar de Santa Ana en su Iglesia parroquial; vestir de blanco al hijo que Dios les concediera y hacerlo llevar a la fuente sagrada por dos pobres," (12) que llegaran a pedir limosna a su casa después del alumbramiento y ambos suplicaron a Dios concediera una larga y feliz vida a este hijo, fruto de su oración. "El Señor acogió los votos de estos padres afligidos y aunque "satanás, sin duda sabía de la grandeza de las misericordias divinas hacia esta hija, no omitió cosa alguna para hacerla perecer aun antes de su nacimiento." (13)
El Sr. de Matel regresó al ejército y su abnegada esposa cada vez que recibía carta temía enterarse de la muerte de su esposo. Esta angustia le "impidió tomar alimentos, salvo un poco de agua y pan. Por fin llegaron mejores noticias muy a tiempo para salvar su vida y la del hijo que esperaba"(14) Comenzaba a reponerse cuando Satanás intervino nuevamente. El Castillo de Matel se incendiaba, ella, olvidando su debilidad y los peligros a los que se exponía, salió apresuradamente, tropezó y al caer "se le rompió una vena. Todo hacia temer por el hijo que esperaba. Sin embargo, Dios velaba sobre este fruto de bendición, y seis semanas después lo daba felizmente al mundo". (15)
(1) Jeanne Chezard de Matel y las Hermanas del Verbo Encarnado. Pbro. Juan Manuel Lozano. CME. pág 23. 1983
(2) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Capítulo1. pp. 14--15
(3) idem
(4) actualmente pertenece al departamento de la Loire
(5) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Capítulo1. pp. 14--15
(6)---(15) idem
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