NIÑEZ


"Jeanne Chèzard hace una relectura de toda su vida, desde su nacimiento, a la luz de una creencia firmemente arraigada en ella; Dios le había escogido de un modo particular y había tenido cuidado especial de ella desde su nacimiento." (1)

A los 2 o 3 años, cuando quería saber algo, regularmente preguntaba a su madrina para que le diera la información que necesitaba. Un día preguntó "¿qué debo hacer para ir al cielo, si el camino era difícil y qué se hace en el cielo?"  (2) a lo que su madrina le contestó: El camino es difícil y es necesario pasar por una tabla tan delgada como del grueso de un cabello, los buenos pasan con facilidad, los malos caen al abismo y los bienaventurados, permanecen siempre sentados, ¿siempre? Ella temía aburrirse en el reposo eterno del cielo, que se lo imaginaba como "un castillo, con Dios y los bienaventurados todos muy contentos sentados en sus tronos de gloria." (3)

 También oyó decir que un ladrón vivía en cielo con Dios y con gran preocupación preguntó: ¿engañará a Dios, le robará su paraíso? "Por medio de estas ingenuas respuestas, la gracia incitaba en el alma de Jeanne el horror al pecado que conduce al infierno, el amor al bien  que hace llegar al cielo, y el deseo de aprender a orar." (4)

  Este deseo ardiente de orar, lo practicó aprendiendo de memoria las oraciones que oía decir  y también con las que su papá le enseñó cuando  deseaba tenerla junto a él, ella le decía: "Me quedaré contigo, con la condición de que me enseñes la oración que dice que Nuestra Señora es el Palacio de Jesucristo y la de mi ángel de la guarda"  (5)

 El Sr. De Matel le había prometido que Jeanne aprendería a leer hasta que tuviera seis años, al llegar este día estalló en júbilo diciendo: "Tu sabes, mi querido Amor, con qué fervor de espíritu pedí a Santa Catalina, virgen y mártir, me obtuviera la gracia de aprender pronto a leer, para gloria tuya y salvación de mi alma" (6)

Jeanne progresaba rápidamente pero el temor de morir por causa de su debilidad física aparece nuevamente cuando enfermó de parásitos intestinales, a lo que Dios le concede restablecerse pronto

Como a los siete años quiso "ayunar en la víspera de las fiesta solemnes, permiso que obtuvo con mucha facilidad." (7) Esta práctica la realizó continuamente.  

El día que la llevaron al sermón  en el que oyó decir que "las vírgenes seguían al Cordero a todas partes. Me informé qué se necesitaba para ser virgen y se me respondió que era necesario no casarse. Esta respuesta me gustó mucho y resolví permanecer virgen para seguir al Cordero como una inocente recreación por todas las campiñas"  (9) El deseo de permanecer virgen y de seguir por doquier al Cordero, crecía cada día, tanto que pensaba que, "viendo a las jóvenes que se iban a casar, me retiraba a algún lugar secreto para llorar su desgracia." (10)

Un día se encontró por allí una docena de hojas impresas, sueltas de un libro donde se narraba la vida de Santa Catalina de Siena y las leyó con mucho interés, en ellas se decía "que la santa practicaba los consejos evangélicos. Jeanne dedujo que ésta comprendía el latín, sin pensar en que el Evangelio pudo haber sido escrito en otra lengua, no vaciló en afirmar: ¡Señor, si entendiera yo el latín del Evangelio como esta santa, te amaría tanto como ella! " (11)

Dios le concedió así la primera luz de uno de los dones más preciados con los que la favorecería durante su vida. 

A los once años, junto con unas amigas fue al convento de los Capuchinos, para preguntarles: ¿cuántos días ayunaban los religiosos para disponerse a recibir al Espíritu Santo? La respuesta fue: "Nosotros no ayunamos, practicamos la abstinencia desde la Ascensión hasta Pentecostés"  ellas dijeron: "muy bien, no sólo guardaremos la abstinencia, sino que además ayunaremos durante diez días."  (12) El religioso admirado por esta reacción las exhortó a perseverar en su fervor y a tomar a Jesucristo como Esposo, también tomaron la decisión de ayunar todos los viernes y sábados aunque no fuera de cuaresma.  De regreso a casa, conversando con sus amigas de lo sucedido, quedó arrobada en Dios. "¡Jamás había experimentado algo semejante!" (13) Al volver en sí, no supo explicar lo que le había pasado

Jeanne había sido enfermiza desde pequeña pero en esta ocasión la fiebre cuartana que le duró diez meses, cambió su carácter alegre y vivaz por triste y fastidioso, pero Dios suscitó en ella, la devoción a María y la Santa Comunión.

  Un día yendo de paseo visitó a la ahijada de su papá que era religiosa de Beaulieu de la orden de Fontevraux, ella le prestó el libro "Los Milagros de Nuestra Señora",  al leerlo "se sintió fuertemente movida por el deseo de servir en esta amable y poderosa Madre, tomando la resolución de recitar cada día el rosario.  Esta práctica atrajo sobre ella tantas gracias, que consideraría siempre el momento en que la adoptó como el instante en que comenzó a gustar la piedad. Con este acrecentamiento de fervor, aumentó el vivo deseo que sentía de participar en el banquete divino en el que Jesús alimenta las almas con el Pan de los ángeles y el vino que engendra vírgenes." (14)

  El momento en el cual se le "permitiera comulgar cada mes y su corazón se llenara de la abundancia de los consuelos divinos, tuvo que esperar hasta que cumpliera los doce años y durante tres años no tuvo otro deseo que el de recibir el maná divino y dar su vida por Aquel que se daba todo a ella" (15)

  Su comunión fue más frecuente hasta los catorce años que pudo hacerlo cada ocho días. Leyó la vida de los santos, santas, vírgenes y mártires  y enviaba  sin saber lo que ella iba a sufrir por causa del amor y trató de imitarlos.


(1) Vida de la Reverenda madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Capitulo1 p.17

(2) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap-3 p. 6

(3) idem

(4) idem

(5) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 3 p.8

(6) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 4 p.9

(7)Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 4 p.10

(8) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 4 p.11

(9) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 4 p.12

(10) idem

(11) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap- 1 p. 20

(12) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel Cap. 1 p. 21

 (13) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel Cap. 1 p. 22

(14) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel Cap. 1 p. 23

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