NOMBRE Y APROBACIÓN CANÓNICA

"Me dirigí a tu Majestad con mi acostumbrada confianza, diciéndote: ¿Qué nombre deseas dar a tu Instituto, que comprenda todo lo que me has prometido? La respuesta inmediata fue: Hija, yo soy la verdad inefable. Cumpliré todas mis promesas y el nombre de mi Orden es Verbo Encarnado; nombre que será dado sin contradicción. Nombre que es un símbolo. El Verbo Encarnado mismo se da en esta Orden." (1)

El R. P Lingendes le pidió a la Madre de Matel enviar una solicitud a Roma a la Sra. Duquesa de Rocheguyon, suplicando a su Santidad concediera el establecimiento de la Orden. También le sugirió que le pidiera al  R.P. Morin  se la enviara al P. Bertin."(2 )a Roma.

Se había formado un grupo de personas a favor de las Hijas del Santísimo Sacramento, que se oponían a que el nombre del Instituto fuera parecido al de ellas, porque decía en la bula que se honraría a Dios en su Persona Encarnada en todos los misterios.

Los Señores Cardenales Cayetano y Bentivogle examinaron particularmente esta petición y los testimonios de los R. P. Jaquinot y Armoux, los de Monseñor de Montreuil." (3) de Dom Pierre de St. Bernard Feuillant y la del R. P. Morin donde también mencionó los sentimientos del difunto R. P. Miron.

Dieron sus pareceres a la Congregación de Regulares que encontró en sus testimonios razones muy valiosas para obtener una bula de su Santidad.  Por lo que enviaron una carta solicitando el nombre que darían a la Orden. Ella escribe al preguntarle a su Majestad cuál sería el nombre del Instituto, la respuesta inmediata fue: el nombre de mi Orden es Verbo Encarnado. En este arrobamiento, quiso que penetrara profundamente en este misterio de amor y donde se le "apareció la Virgen Santísima con sus pechos sagrados para alimentarla, con la leche virginal, con la que crió a su adorable Hijo, el Verbo de Dios, como lo había hecho con San Bernardo en una ocasión, y le dijo; He aquí el signo sensible de la cosa invisible. Este es un Sacramento y un secreto de amor con el que mi Madre ha querido favorecerte. Esta divina Profetiza me entrega a ti como lo hizo mi Padre."(4)

Cuando recibieron la carta con el nombre del Instituto todos quedaron admirados y conformes aprobaron el proyecto. El Santo Padre pronunció el "Fiat ut petitur" (concédase lo que se pide)."(5)que concedía el nacimiento canónico a esta Orden en la Iglesia y sólo faltaba que el R.P. Bertin nos envira la bula.  Sin embargo se retaso la llegada de esta a manos de la Madre de Matel porque se temían reclamaciones por parte de las Hijas del Santísimo Sacramento.

En este largo retraso Nuestro Señor envió a varios santos para alegrarla, e instruirla, a San Miguel y a San Dionisio para consolarla. Estaba orando en la capilla de la iglesia de los padres de Santo Domingo del barrio de San Honorio  cuando vio que "San Miguel blandía una espada  en un a mano y en la otra una balanza. Yo comprendí que esta espada era para defendernos y la báscula para pesar nuestra paciencia. San Dionicio llevaba su cabeza entre las manos mostrándome que había sufrido por el Verbo Encarnado y que me protegería como Patrón y Apóstol de Francia."(5)

También comprendió que San Miguel le "enseñaría los misterios divinos mediante irradiaciones e ilustraciones brillantes y sublimes. San Dionicio tenía orden tuya de instruirme en la teología mística, y San Jerónimo en la Sagrada Escritura. Lo confirmaste diciéndome: Hija, por medio de estos favores puedes conocer las inclinaciones de mi bondad hacia ti."(6)

El 23 de noviembre de 1629, fiesta de San Clemente papa, al pedir en su oración prolongar la vida del Sumo  Pontífice,  Nuestro Señor le reveló que, Urbano VIII aprobó el establecimiento de la Orden. El corazón de la Madre de Matel se desbordó en acciones de gracias. 

La salud del Pontífice era débil. Muchos creyeron que había llegado a su fin. Los lectores de horóscopos decían que moriría después de haber creado cardenales. La Madre  de Matel esperó confiada que Urbano VIII llegaría a cumplir el número de años". (7)

que el Señor, le aseguró, había concedido a sus ruegos como recompensa a la erección de su Orden. 

Durante este tiempo, Nuestro Señor, le habló del cómo San Pedro se admiró y creyó en las maravillas que Jesús realizó durante su vida pública; de San Juan, su discípulo predilecto,  "quien recibió la fuerza de permanecer firme en el Calvario y a quien se le revelaron los misterios más profundos y cuyo Apocalipsis no es, sino un conjunto de misterios, lo mismo que palabras y secretos y sacramentos  que todos los siglos no podrán expresar. Querida hija, este discípulo  bien amado escribió visiones y los favores que le comuniqué. El dijo la verdad inspirado por el Espíritu que desea que tú escribas las que nuestro amor te ha comunicado y te comunica. Recuerda hija, que te dije, hace ya más de veinte años, que eres como la pluma de un ágil  escribano, y que no fue sin una la providencia singular que, al ser niña, encontraras al abrir el Oficio de las Horas los versos del (Salmo 44, 1-2) (8) y le ordenó escribir el tratado de Los cuatro matrimonios que quería hacer con: nuestra humanidad, con la Virgen, con la Iglesia y con ella.

Ella le dijo: "Mi querido Esposo, mi corazón, mi lengua y mi pluma son tuyas; dales los movimientos que más te agraden; y si te place, obra según tu promesa; que escriba yo siempre según tu Espíritu de verdad, y concédeme el favor de que, al hablar de tus ,maravillas, no embrolle los espíritus de quienes leerán con intenciones sinceras tal y como yo las escriba, que son seguir en todo tu voluntad, procurando tu gloria y la salvación de las almas. Hija proclama con fuerza todo lo te mandamos decir sobre nosotros; nuestro testimonio es verdadero. (Lc 1,45-46) " (9)

La víspera de San Lorenzo el 9 de agosto de 1630, la Madre de Matel por su débil salud tuvo que guardar cama al volver de misa, su Divino Salvador viéndola afligida y enferma, acudió una vez más para aliviarla y consolarla: "Confía en mí, le dijo: Yo estableceré mi Orden por vías insospechadas. En su establecimiento se manifestará la unión entre la Tiara y la Corona de Francia." (10) También le confió que el Rey Luis XIII, recobraría la salud y en agradecimiento establecería a las Religiosas del Santísimo Sacramento. 

El R.P. Suffen, opinaba que en vez de establecer dos Institutos se unieran ya que tenían varios puntos en común y les preguntó si lo deseaban a las dos fundadoras. La Madre de Matel, como siempre,  preguntó al Señor si se inclinaba por esta fusión  y le respondió: "Hija mía, separadme a Saulo y a Bernabé para la obra a la que los tengo destinados, (Hch. 3, 2) y precisó: No deseo que estas dos órdenes se unan. Quiero que estén separadas de estas religiosas. Bernabé significa hijo de consolación. Ellas son ahora hijas de la consolación; todo les sonríe; tú, en cambio, eres Pablo, pequeña y destinada por mi Providencia a sufrir grandes contradicciones." (11)

El R:P. Bertín se enteró de que el Rey y el parlamento enviarían las cartas para el establecimiento de la Orden, escribió a la Madre de Matel la buena nueva, lo cual le dio grandiosas esperanzas al corazón de la Madre de Matel, pero muy pronto, una serie de dolorosas pruebas seguirían a esta gran alegría.     Un día le dijo: "Yo te he destinado, le dijo, a manifestar a los ángeles y a los hombres una reproducción mística de mis más grandes misterios. Deseo hacerte mi madre de una manera maravillosa; y por una extensión sagrada de mi Encarnación, hacerte engendrar en la Iglesia a Aquel a quien mi Madre engendró en Belén; y todo esto a pesar del furor de los demonios y de las contradicciones de los hombres." (12) 

Mientras el Verbo Encarnado le  prodigaba su  ternura fue sometida a un riguroso examen por parte del R.P. Juan Bautista Carré."(13) quien quedó admirado y confesó su dificultad para comprender la bondad de Dios con ella por la larga cadena de sufrimientos para cumplir la misión que el Señor le había encomendado.

Un día durante misa, la Madre de Matelvio al padre Carré con numerosos corderos, en torno al altar. "Se ofrecían con toda humildad y mansedumbre, a ser, por sus manos, conducidos e inmolados a la Majestad Divina. Su buen Maestro le dijo: Yo lo haré padre de una familia santa y ferviente, a cambio de su entrega  a mi obra." (14) 

Llegó al fin el momento de presentar al arzobispo de París la Bula de institución de la Orden del Verbo Encarnado, quien estaba a favor, pero creyó su deber aplazar cuatro meses su realización son la aprobación del Rey. Las señoras de Longeville y de  Rocheguyon no deseaban que la Madre de Matel se rindiera  por causa de tantos trámites y esperas por lo que consultaron al R.P. Binet que deseoso de actuar con prudencia escribió a Lyon, al padre Milieu, para saber que tan necesaria era que la Madre de Matel estuviera allá y la respuesta fue que era urgente. La duquesa de Beauregard prometió a las hermanas de la comunidad de Lyon, regresar con ella. La víspera de la fiesta de San Andrés, 29 de noviembre de 1632 y después de consultar al R.P. Jaquinot regresó de inmediato a Lyon en compañía de tres aspirantes parisienses, una de ellas era Isabel Grasseteau, cuya fidelidad fue admirable. Llegaron a casa de la Sra. Colomb, el 11 de diciembre donde pasaron la noche y al día siguiente, se dirigieron a la Iglesia del barrio de Bellecour para encomendar a la Santísima Virgen María su pequeña congregación y postradas ante el altar, con gran alegría, entonaron el Te Deum.  

 Todos y cada uno de los detalles que recibía a su regreso le daban una gran alegría a su corazón, porque en su ausencia, "la digna Madre Catalina Fleurin, había gobernado con tanta sabiduría, que todo en la casa respiraba orden y presentaba aspecto religioso." (15)

El R. P. Chabanier sacerdote de la Capilla de Nuestra Señora de Loreto contigua a la casa de ellas, fue favorecido por Nuestro Señor con gracias especiales y le comunicó que ayudara a la comunidad. Poco tiempo después comenzaron a vivir la clausura, se arregló la capilla con "un coro interior y una capilla exterior, y él vino a habitar con ellas el día de Todos los Santos, en 1632,."(16) unas semanas antes de la llegada de la Madre de Matel.

(1) Autobiografías. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 55 p. 245

(2) Autobiografías. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 55 p. 242

(3) Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  IX p. 128

(4) Autobiografías. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 55 p. 246

(5) idem

(6) 

(7)Urbano VIII murió en 1644, quince años después de la intercesión que hiciera en su favor la Santa fundadora el 23 de noviembre 1629.

(8)Autobiografías. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 55 p. 249

(9) idem

(10)Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  IX p. 137

(11) idem

(12)Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  IX p. 141

(13) idem

(14)Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  IX p. 142

(15) Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  IX p. 149

(16)Vida de la Reverenda Madre Jenne CHezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap.  X p. 150

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