"El 12 de febrero, la Condesa de Revel, acompañada de su hermano, el Sr. de Bouffin, Prior de Croixil y del Prior de Saint Robert, llegó a Lyon provista de cartas del P.Anoux, jesuita, en las que le ordenaba llevar a cualquier precio a la Madre de Matel a Grenoble, para establecer ahí un monasterio." (1)
El miércoles después de la fiesta de la Purificación, me sumergiste en aflicciones indecible. Vi mi espíritu en diversos estados casi cada instante. En uno, me veía en los infiernos, ala sombra de la muerte, deseando mi redención; después, me parecía descender más abajo, hasta las tinieblas palpables, donde me sentía tentada a desesperar de mi salvación; me veía sin orden, sin apoyo, mereciendo todos estos sufrimientos; mis pecados se alzaban contra mi y todas las criaturas tenían el derecho de vengar a su Creador ofendido por mis innumerables culpas, más de lo que puedo expresar." (2)
Tuvo algunos instantes de delicia, pero nuevamente caía en sus aflicciones ¿De dónde provenían tantas angustias? ¿De dónde provenían tantas angustias? Dios le dio a probar las amarguras de las que algún día se vería saturada.
Con la visita de la Condesa de Revel tramitó hábilmente lo necesario para obtener la aprobación del Obispo, Monseñor, Pedro de Scarron, quien después de leer alguna carta deseaba conocer a la Madre de Matel.
Surgieron enormes dudas a la Madre de Matel sobre este establecimiento, porque sin duda, la comunidad de París reclamaría ¿por qué primero Grenoble y después París? Aún así, el 16 de febrero partieron junto con ella, Sor Isabel Grasseteau, los padres priores y la Sra. Revel, rumbo a Grenoble. Ella les dijo: "El celo que ustedes demuestran, me obliga a pasar sobre todas las dificultades que se presentan a mi espíritu, (sobre todo) al constatar que la tempestad, el granizo y el frío extremo en que ustedes viajaron no pudo enfriar su caridad. Digamos, pues, con Santo Tomás que deseamos morir por el Verbo Encarnado" (3)
Al llegar a Grenoble algunas personalidades les estaban esperando. El Sr. Chaulnes ofreció hospedar a las Madres en su casa por unos días mientras todo se arreglaba. El Sr. Scarron al enterarse de que ella estaba en la ciudad quiso visitarla y darle la comunión personalmente por el aprecio que sentía por ella y porque se sentía inclinado al establecimiento de la fundación.
En Grenoble estaban establecidas las Ursulinas y había temor de que procuraran un rechazo. A pesar de que esta obra contaba con adversarios en el Parlamento, también tenía muy buenos protectores quienes trataron de ayudar pero al presentar las solicitudes se encontraron con el temido rechazo, porque les exigieron unas "cartas patentes del rey" para aceptar totalmente y sin problemas. No fue fácil obtener estas cartas y mientras el tiempo pasaba, ella recibía muchas visitas para apoyarla y animarla a seguir.
El obispo tenía tanto celo por la obra que decía: "con el consentimiento dado por la ciudad, establecería el Monasterio a pesar de las contradicciones de los que trataban de impedir la gloria del Verbo; que antes perdería no solamente su mitra, sino hasta su vida, que abandonar el proyecto; que la Madre de Matel era su hija y la niña de sus ojos." (4)
El Abad de Céricy sorprendido por tantas contrariedades y preocupado decidió escribir a la Madre de Matel para informarle que, todas las tentativas de sus más de veinte aliados, habían fracasado. Le contestó que "ellos no conocían ni al Padre ni al Verbo y piensan hacer un sacrificio agradable a Dios al contrariar lo que no va conforme a sus inclinaciones; los hombres abundan en su sentir." (5)
El obispo de Nimes acudió a la Reina, Ana de Austria, para obtener su protección hacia la Madre de Matel, en una carta le relató las promesas que la Madre había hecho a los Reyes, de cómo se cumplió cada una y le daba las gracias. La Marquesa de la Flotte, una de sus damas de honor, en cuanto vio que su Reina se motivaba al leer esta carta y sin perder la ocasión, aprovechó este momento para comentarle: "Es menester que la Madre de Matel venga a fundar a París." (6)
La Reina accedió, la Marquesa se apresuró a informarlo al R.P. Gibalin, pero él no se encontraba en ese momento se realizaba la fundación de Aviñon.
Cuando el Canciller Séguier se dirigió a la Reina para obtener las cartas patentes exigidas por el Parlamento de Grenoble estaba tan dispuesta a favorecer la obra de la Madre de Matel que le fueron concedidas. Se entabló una interesante correspondencia entre aliados y oponentes quienes la consideraban no tan humilde para recibir tantas gracias, ni tan docta en las cosas de Dios.
El R. P Gibalín escribió ampliamente sobre lo que pensaba de la Madre de Matel en una carta dirigida al Prior de Croixil. Ésta es digna de leerse toda por la certeza al refutar cada ataque pero, es muy extensa. Este final nos dará una idea de los comentarios que había.
"¿Qué delito hay si, en el movimiento del Espíritu que impulsa, de un millón de gracias recibidas, se da con frecuencia testimonio de sólo unas cuántas? Es lo que sucede a la Madre de Matel; se equivoca quien crea que manifiesta todas las riquezas de su alma, de las que sólo se ven pálidos reflejos...
Mi conclusión es que no se debe censurar ni el silencio n el hablar, ni la facilidad en comunicarse, ni la más grande reserva en estos aspectos, porque ambos pueden ser buenos o malos. Es preciso dejar el juicio a Dios y a los que conocen el fondo de estas almas, que saben también de qué manera las va conduciendo.
Esta es, Señor, parte de mis sentimientos, los cuales no serán aprobados por algunos críticos espirituales, pero tiene Ud. un oráculo a quien consultar, que es más entendido que yo en esta materia. Sabe Ud. Bien que hablo de aquel a quien ha confiado Ud. su dirección, al que saludo de corazón, así como a la Sra. de Revel. La Reverenda Madre de Matel menciona en todas su cartas su enorme gratitud hacia los tres. Deseo que el Verbo Encarnado la recompense por todo, y el poderle probar que soy su muy humilde y obediente servidor. José Gibalin SJ." (7)
Después que el Prior leyó la carta la hizo circular por todo Grenoble. Con este precioso testimonio, era de suponerse que ya no habría problemas porque quedaban encantados y sin oposición alguna. Sin embargo, los oponentes que aún quedaban siguieron luchando en su contra.
Una gran tristeza llenaría este momento histórico de la Madre de Matel, cuando Nuestro Señor le comunicó que Luis XIII iba a morir. Lloraba incesantemente y estaba tan afligida que, ni siquiera la buena nueva de la verificación de las cartas patentes, la consoló. "Al atardecer, seguí diciendo al Verbo Encarnado: Tú dijiste que la mujer que da a luz está triste porque sufre grandes dolores, pero que al traer un hombre al mundo, se regocija. Yo no era digna de darte a luz; sin embargo, tu bondad me concedió esta gracia hoy mismo, pero sin producirme alegría alguna. Querido amor, hace cuatro años me dijiste que en el mes de mayo, engendraría yo la Cruz; veo realizada esta predicción. ¡En verdad la pobre Madre daba a luz a su propia cruz!" (8)
Cuatro días antes de la fiesta de la Encarnación vio "una cruz semejante a la de San Andrés que parecía extenderse a los cuatro rincones del mundo. Me dispuse a sufrir en todo y por todo el mundo, para llevar la palabra de la cruz que los mundanos no quieren: Pues la predicación de la Cruz es una necedad para los que se pierden pero, para los elegidos es sabiduría (1Co. 1, 18) Más para los que salvan- para nosotros- es fuerza de Dios." (9)
Una vez autorizado el proyecto, le informó al Abad de los pocos recursos con los que contaba para la fundación y sólo restaba llamar a las hermanas que fundarían el monasterio. La Madre de Matel pidió al Prior Bernardon que por favor las acompañara de regreso a Aviñon.
(1) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág 303
(2)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 302
(3)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 305
(4)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 307
(5)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 309
(6) idem
(7)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 315
(8)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. 17. pág. 319
(9) Borrador de la Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 93 pág. 679
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