FUNDACIÓN EN AVIGÑON, PRIMER MONASTERIO DE LA ORDEN

"La ciudad estaba de fiesta por el cumplimiento de un voto, y una  salva de artillería acogió su llegada. .Amor, dijo en seguida su ingeniosa piedad, esta ciudad no piensa en la entrada que en este momento haces  en ella, pero recibe sus festejos en honor de tu nuevo establecimiento." (1)

El lunes 21 de noviembre de 1639, día de la Presentación de la Santísima Virgen, la Madre de Matel y sus acompañantes desembarcaron en Aviñon.  Al entrar a la ciudad por la puerta  de Notre Dame pidió al Señor bendijera a esa ciudad que San Pedro presidía. Rogó para que se cumplieran las mucha maravillas que le había prometido y saludó a todos los ángeles tutelares de las Iglesias de la ciudad y después de adorarlo en todos los tabernáculos en donde estaba sacramentalmente, pidió por las personas de Aviñon  para que les ayudaran en esa sublime y gran misión. Muy pronto tuvo muchas visitas ofreciéndole su apoyo y alabando sus virtudes. Pero, también le pedían orara por sus diferentes necesidades.  Su alma se llenó de confusión al sentir tantos halagos, pero agradecida por tantas muestras de cariño exclamó: "Queridísimo Amor, devuélveles del céntuplo de la gloria que te procuran y después de una larga vida temporal, dales la vida eterna ya que eres espléndido remunerador, por lo que también espero de ti que la peste, que está  a las puertas de Aviñon no entre" (2)

Entre las personalidades del lugar que agilizaron los trámites para el establecimiento del monasterio en Aviñon se encuentran: La Marquesa de Védene, el Sr. Vice-Legado, autoridades, cónsules, el vicario general y el administrador de la diócesis. Sólo el Sr. Salvador, que era el abogado fiscal no estaba de acuerdo con esa rapidez y pidió a la Madre de Matel esperara tres meses más.  Ella le dijo "Si esta prórroga fuera necesaria, debía haberme escrito a Lyon, donde hubiera yo esperado a que transcurriera" (3)

En seguida se puso en oración y su Esposo le respondió lleno de amor: "¡Valor, hija! La mujer en los dolores de parto está poseída de tristeza, porque le vino su hora: más una vez que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de su angustia, con el gozo de haber dado un hombre al mundo. Ha llegado la hora, Hija mía, en que debes darme al mundo; dentro de poco estarás feliz por haberme engendrado de nuevo." (4)

Al día siguiente el Sr. Salvador, llamó a varios sacerdotes para pedir su consejo y dio su consentimiento.  Las Constituciones que debían observar las Religiosas de la Orden y que la Madre de Matel había redactado estando aún en su casa paterna, fueron analizadas minuciosamente por las autoridades diocesanas de Aviñon quienes las aprobaron el 10 dediciembre de 1639.  El 16 de noviembre de 1944, fueron confirmadas  y aprobadas  por la Santa Sede, en el pontificado del Papa Inocencio X.

Inmediatamente la M. Margarita y la M. de Matel fueron a recorrer las propiedades que les habían ofrecido para el establecimiento del monasterio.  La apreciación de estas casas no fue unánime.

Ese día cuando la M. Margarita estaba haciendo oración fue elevada por Dios y le dijo que "jamás debía contravenir la menor voluntad de aquélla a quien él había elegido entre todas para ser la Madre de su Orden, sino que debía ser deferente y obedecerla siempre.  Humilde y fiel como era Sor Margarita fue al momento a arrojarse de rodillas ante la Madre de Matel, para decirle cuanto sentía haber demostrado un parecer contrario al suyo, y cuán resuelta estaba a pisotear en adelante toadas sus miras y voluntades ante las de ella. La bondad de la Santísima Virgen se ocupó de recompensar esta generosa humildad. La noche siguiente, se le apareció...y mirándola le dijo: Hija mía, yo soy la verdadera Madre de la Orden del Verbo Encarnado, cuyo establecimiento he adelantado por pura caridad y por amor a ti." (5)

Sor Marie Nallard que se acostaba cerca de ahí al escuchar voces se acercó en el momento en que la M. Margarita caía de rodillas y le preguntó qué pasaba. Ella respondió: La Sma. Virgen adelantó el establecimiento por amor.  Después comentó que, los rasgos de la Virgen eran de una belleza y de una majestad divina y que había percibido un olor a perfume extraordinario. Después acordaron recitar en su honor todos los días: tres avemarías, tres glorias y el Te deum los sábados y días de fiesta marianos.

Decidieron cual casa habitarían y comenzaron las remodelaciones y lo que había sido un establo ahora, serviría de capilla.  El 15 de diciembre se establecieron y junto con los últimos arreglos a la casa, se preparaban las almas de las novicias que tomarían el hábito.  Un gran número de personas habían sido invitadas para este solemne establecimiento.

 La misa fue concelebrada por muchos sacerdotes amigos de la Orden pero residida por el Sr. Obispo de Nimes. Al finalizar el sermón tan elocuente del R.P. Lejeune, el vicario General leyó la Bula y el Sr. Obispo inició la ceremonia de toma de hábito y al finalizar la Madre de Matel se dijo así misma: "¡Ya están revestidas del santo hábito de la Orden del Verbo Encarnado, y yo, privada de él, a pesar de tanto desearlo! Esto es para mi un no pequeño sacrificio, pero Dios sabe muy bien que lo sufro por su gloria: ¡que se haga su voluntad! "(6) 

"Cuando llegó el momento más solemne del santo Sacrificio, la personalidad del sacerdote que lo ofrecía se borró para dejar aparecer a Jesús.  Y se perdió con delicia en el amoroso poder que obraba las maravillas que tenía ante su vista."  (7)

Al mismo tiempo, Nuestro Señor le permitió a la M. Isabel Grasseteau compartir todo lo que sucedía en Aviñon, mientras ella estaba en Lyon.  En ese arrobamiento ella le preguntó:"¿Señor, cuándo será religiosa? Yo no agoto, respondió Jesús, la plenitud de gracias y bendiciones de mi bondad, que es inmensa, cuando la revista de mis libreas, derramaré profusamente mis gracias sobre ella; mientras espera, la cubro con el manto de mi protección, como a mi esposa querida; pero hasta ese feliz día, la traspasaré con una espada, haciéndola participar de mis padecimientos" (8)

Nuestro Señor siempre pendiente de todo, continuó enviando personas que ayudaran a la Orden como lo había prometido a la Madre de Matel.  Entre ellas se encuentra Madame de Bély y su familia. El Sr. de Bély no se preocupaba de la religión hasta que conoció a la Madre de Matel y su espíritu se iluminó de tal modo que tuvo un cambio total y era tal s gozo que en todas las fiestas adornaba toda la casa. Quiso que sus seis hijas fueran educadas en este monasterio. Tres de ellas y más de veinte parientes suyos, abrazaron la vida religiosa. 

Durante el tiempo que permaneció en Aviñon, la Madre de Matel recibió los testimonios de cariño y adhesión de mucha gente. 

Por en esas fechas la peste azotaba los alrededores de la ciudad y la Madre de Matel le suplicó  a su Esposo, que  preservara a la ciudad de ese contagio en recompensa al apoyo que le habían dado para establecerse ahí.  Ella estaba segura, que así lo haría.

Después de cinco meses, tranquila y confiada se despidió de esa pequeña comunidad, dejándolas bajo la dirección de la M. Margarita de Jesús para regresar a Lyon.

(1) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág.224

(2) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 225

(3) idem

(4)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 224

(5)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 228

(6)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 232

(7)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 231

(8)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. Cap. 13  pág. 235 . 236

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