"Eres tú, dijo ella, quien entra como Señor absoluto, sin que nadie te interrogue y te pregunte quién eres" (1)
La noticia de su llegada se extendió rápidamente, en cuanto la caravana fue vista en Saint Just comenzaron a gritar ¡Es la Madre de Matel, es la Madre de Matel! Los guardias se acercaron a saludarla con alegría, tanto que, olvidaron pedirle su pasaporte. Ella inmediatamente pensó que era providencial, para que todo el pueblo le rindiera homenaje a su soberano Maestro que llegaba establecerse en la ciudad.
La caravana de diecisiete personas avanzaba lentamente. Al cruzar las puertas de la ciudad, el cortejo fúnebre de un respetable ciudadano lyonés, iba en camino, cuando notaron que en la caravana venía la Madre de Matel y, como la conocían, se fueron acercando poco a poco para saludarla. Por fin lograron llegar al convento en la montaña del Gurguillon y antes que nada, quiso postrarse ante su Guía absoluto. "Al entrar a la capilla exterior, hice cantar el Veni Creator a las religiosas que venían conmigo desde París, a fin de entrar en nuestra congregación como San Simeón en el templo, en tu Espíritu. (Is. 40, 9)." (2)
Las personas se apresuraron a visitarla, incluyendo ancianitos de casi 100 años y que ella temía no pudieran llegar hasta la cima de la colina, pero cada uno de ellos decía: "Sólo esperaba para morir, el consuelo de volver a ver a la buena Madre de Matel." (3)
Una visita muy grande para ella, fue la del Sr. Deville, ex-vicario general de Monseñor de Richelieu, quien acudió para cumplir la promesa de Monseñor, de entregarle sus escritos lo más pronto posible. Ningún escrito fue corregido o alterado y se volvieron a depositar en el cofre en que habían sido trasladados.
El Sr. Deville también le comunicó a la Madre de Matel que Monseñor de Richelieu fue cambiando sus sentimientos respecto a ella, conforme se agravaba y murió arrepintiéndose de todas las resistencias que puso para erigir su monasterio.
Al día siguiente 2 de noviembre de 1653 mandó anunciar su llegada y respetos al Abad de Saint Just, Monseñor Camille de Neuvile con el R. P. Piardiere quien fue recibido con gran cortesía, pero al hablarle de la Madre de Matel, mostró tanta frialdad que no podía creerlo. El se sentía ofendido porque la Madre llevó religiosas de París a Lyon sin su autorización. Aunque el Sr. de la Piardiere explicó que lo único que la Madre quería era arrojarse a los pies de su nuevo Arzobispo no cambió su actitud.
El padre trató de mostrarse satisfecho de la visita pero la Madre le dijo: "Todo va bien para usted, pero existe frialdad hacia mí. Usted es demasiado sincero para disimularme esta cruz: después del ¡Bendito sea! De Ramos en Roanne, estoy dispuesta a escuchar el ¡Que sea crucificado! En Lyon. Imitaré a Abraham, esperando contra toda esperanza. Querido Amor, te encomiendo mi causa, que es la tuya; estoy triste y algo turbada por haber disgustado a mi Pastor sin intención" (4)
Ella percibió no solo la frialdad en muchas personas amigas sino también en sus queridas hijas y en el R. P. Gibalin que también la juzgaban sin comprenderla. Sin embargo cuando la Madre de Matel habó con él y le reveló con sencillez, las "maneras mediante las cuales Dios le había manifestado su voluntad en lo relativo a su compromiso exterior en el estado religioso, no pudo resistir a la evidencia, volviendo a ser, como antes, su defensor y apoyo." (5)
No todos reaccionaron igual y para el corazón de la Madre de Matel, fue una dura prueba cuando algunas de sus hijas pidieron retirarse, "Como me afligí ante estas huidas en invierno, me dijiste que tu celo arrojó en otro tiempo a los vendedores del Templo, y que tu Casa debía ser un lugar de oración" (6)
Esto fue el preludio de más penas y dice: "Estas aflicciones que no deseo mencionar aquí, son de tal naturaleza, que me hubieran hecho morir mil veces si tú, divino amor, no me dieras mil vidas al conservarme continuamente la que me diste una vez. Me dijiste que mi reino estaba en el sufrimiento, y que así como David padeció por sus hijos, también sufriría por los míos." (7)
Seis meses después, en la víspera de la fiesta de Todos los Santos, en 1654, apenas había entrado en la capilla para hacer su oración cuando escuchó: "Se te invita al sacrificio, acércate a la víctima." (8) Fue arrebatada sublimemente para contemplar los inefables misterios. "Me hiciste ver sobre el altar una multitud de santos, entre los cuales noté a San Pedro. Todos estos santos parecían, aún estando en su cuerpo, ágiles como espíritus. Todos se ocupaban en llevar un cordero que no pesaba. Este Cordero era la víctima que se sacrificaba, a la que ellos sacrificaban unánimemente. Dicho sacrificio no era sangriento, por ser mística la muerte de este Cordero, el cual permanecía todo entero al comunicarse de una manera inefable. Las maravillas que aprendí y comprendí en el estado en que estuvo mi alma durante este tiempo que contemplé estas misteriosas visiones, son inexpresables. Sólo puedo decir con el Profeta: ¡Ah! ¡ah! ¡Señor Dios! ¡Ah!, bien veis vos que yo no sé hablar" (9)
Después de esta gran sensibilización se agregaron varias y dolorosas pruebas. La pequeña Marie de la Piardiere enfermó de viruela y fiebre. La Madre lloró y oró durante tres meses continuos a Dios y a sus santos por su salud.
El R.P. Gibalin viendo tanta aflicción le dijo: "Madre, no debe usted temer la muerte de esta niña. El cordero que usted vio llevado y ofrecido por todos los santos no murió. Fue ofrecido como víctima, pero siguió vivo. Esta visión abarca varios misterios y promete para usted grandes gracias interiores y exteriores. Dios la trata siempre como su favorita. Jamás he visto alma que reciba de él una protección parecida; él nunca deja de cumplir las predicciones que le permite hacer para su gloria y provecho de usted. Si el la prueba es para hacerla crecer en su presencia y en la de sus ángeles y santos. Debe usted estar muy agradecida por sus bondades y ponerlas fielmente por escrito, sin cansarse de ello, para gloria suya y crecimiento de su Orden. Estoy bien seguro de su divino Espíritu en Usted." (10) Después de un tiempo, la pequeña Marion se recuperó.
La M. Marie del Espíritu Santo Nallard, enfermó de apendicitis, pero no avisó a tiempo, porque no quería molestar a nadie. Al amanecer del 29 de agosto de 1655 fue auxiliada, pero ya no pudieron salvarla. Para la tarde "la santa esposa de Cristo iba a ceñir la magnífica corona preparada por el amor de su real Esposo a sus eminentes virtudes." (11)
Como la Madre Nallard era la superiora, hubo necesidad de ver quien ocuparía su puesto. La sugerencia de enviar a otro no le atraía a la Madre de Matel quien prefirió nombrar a la M. de Bely superiora, porque tenía gran confianza que tanto en lo espiritual como en lo temporal lo haría muy bien. Escribió al Prior de Saint Germain para que le comunicara su cargo. Ella decía que a sus 23 años no podría hacerlo por falta de experiencia y le pidió al Padre reflexionar esto durante tres días, que le fueron concedidos.
Después de algún tiempo, la Madre de Matel esperaba que la aversión a ser superiora fuera superada por la M. de Bely pero no fue así, el monasterio de París necesitaba la presencia de la Madre de Matel para que las Bulas fueran ejecutadas.
El Canciller de Francia, Pedro Seguir y el R. P. Gibalin escribieron a Monseñor de Neuville para preguntarle cual sería la causa del retraso en la ejecución de la Bula para erigir el monasterio.
El piadoso Arzobispo se sintió inclinado a acceder a ello y el 20 de octubre de 1655, fue a visitar a la Madre de Matel. Él le dijo: "habiendo celebrado tres misas, para obtener el conocimiento de la voluntad del Señor en el caso de la erección de su Monasterio, había sido inspirado a llevarlo a cabo, y venía a preguntarle con qué bienes se podía contar para la fundación temporal." (12)
La emoción de la Madre fue enorme y reconoció al Arzobispo como el Pontífice que en la visión de 1627 donde le fue anunciada la muerte de Monseñor de Miron, escuchó "He aquí al que establecerá el monasterio de Lyon." Casi arrobada y dominándose le dio al Sr. Arzobispo la información que solicitó. Satisfecho se retiró y prometió una respuesta pronta.
Doce días después el 1° de noviembre, al subir la Santa Montaña y escuchar el canto de vísperas quedó edificado por la forma en que se celebraba el servicio divino. El R.P. Gibalin y el Abad de Saint Just lo acompañaban cuando dijo delante de la Madre: "Esta casa está definitivamente establecida. El Santísimo Sacramento reposa en ella, y en ella se celebrará el oficio divino. Apruebo lo que hicieron los Monseñores de Miron y de Marquemont y doy permiso de que se conceda el hábito religioso. Que se redacte el contrato de fundación y lo firmaré" (13)
Después de hacer una inspección ocular del convento, exhortó a la comunidad y les dejó sus bendiciones.
En la fiesta de Todos los Santos de 1655 se hacía la erección canónica solemne del nuevo monasterio. Sin embargo, la toma de hábito no se realizó hasta que pudieron superar las muchas y grandes pruebas que Nuestro Señor permitió y fue hasta 1661, cuando tuvo lugar esta ceremonia. Sor Francisca Gravier en esta espera, escribió contrariada, pero obediente que esperaría hasta que el Señor decidiera que podían tomar el hábito las hermanas de su comunidad y pidió para la Madre de Matel, fortaleza y luz para continuar.
También quiso reforzar la comunidad de las religiosas que estaban en París porque eran insuficientes y destinó algunas del Monasterio de Grenoble para ir a Lyon. Sor Elena de Jesús Gibalin y Louise de la Resurrección de Rhodes fueron destinadas a ser piedras fundamentales de este edificio, pero el infierno presintió el gran bien que debían hacer estas dos hermanas y se propuso impedirlo.
Como unos diez días antes de partir la M. Elena al bajar a la cocina para preparar un remedio para una enferma cayó. Ella dice que: "Repentinamente, se sintió empujada con tanta rudeza por una fuerza invisible, que dio una caída que hizo tal estruendo, que se pensó se había fracturado todos los huesos. Se sentía, en efecto, sumamente mal e imposibilitada para hacer el menor movimiento. Sin embargo, tuvo una rápida recuperación." (14)
Durante el viaje, otro accidente, atribuido al demonio, Un remolino arrastró y volcó la carroza totalmente. Entre tanta confusión se escuchó un grito unánime ¡Nuestra Señora de los Siete Dolores, ven en nuestra ayuda! y todos salieron ilesos. Se refugiaron en una capillita de los Padres de la Tercera Orden de Saint-Vallier, donde encendieron el cirio y se celebró una misa de acción de gracias. Continuaron su camino, llegando a Lyon sin más problemas.
Fueron recibidas con júbilo. Después de reponerse de tal susto, dispusieron todo para la toma de hábito. Entre ellas Sor Catalina Fleurin por fin tomaría el hábito el 2 de noviembre de 1661 y el 25 de noviembre pronunció sus votos.
(1) Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel , M. Saint Pierre de Jesús. Cap..24 pág.420
(2)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,Cap..24 pág.421
(3) idem
(4)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.423
(5)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.424
(6)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.425
(7)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.426
(8) Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.426.427
(9)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,Cap..24 pág.427
(10)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.429
(11)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.430
(12)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.432
(13)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.433
(14)Vida de la Venerable Madre Jeanne Chezard de Matel ,M. Saint Pierre de Jesús.Cap..24 pág.436
mcfariasrwebCopyright © 2024 Todos los derechos reservados