ESCRITOS, PROFECÍAS Y TRIBULACIONES

 "Nuestro Señor me predijo, en dos diversas ocasiones, la muerte de Monseñor de Miron y como iría en seguida a París. Cómo este Dios de bondad me consoló de la muerte de aquel; yo pedí, por Arzobispo a su Eminencia." (1)

La Madre de Matel, además de todas sus cartas, escribió entre 1626 y 1627, tres tratados; Uno "dedicado a San José, donde nos revela cómo la contemplación del Verbo Encarnado le estaba inspirando una fuerte devoción a San José." (2)

Un tiempo después el P. Mèdaille, jesuitase los dio como protector y titular a sus religiosas de Le Puy.  Para la Madre de Matel, San José está iluminado por la gracia de la Encarnación y en él culmina la larga dinastía de los Patriarcas, ya que él estaba llamado a estar junto al Verbo Encarnado familiarmente.

El segundo tratado, tiene el título de "La Santa Trinidad es la primera Orden y primera religión, que nos hace ver como la Sierva de Dios veía el misterio trinitario como fuente de todo, y por lo mismo, como ejemplar de todo. La unidad y la trinidad recurren a toda la creación y el mundo de la gracia: tres órdenes de ángeles, tres leyes (naturaleza, escrita y ley de gracia), cuerpo alma y divinidad en Jesús, La familia de Nazaret, etcétera, dice el P. Lozano que  es fácil ver en este manuscrito la influencia del Cardenal Pierre de Bérulle."(3)

Y el tercer tratado "Las Ocho Bienaventuranzas, lo escribió para que sirviera de materia a las conferencias espirituales su pequeña comunidad reunida en su nombre para gloria suya."(4) 

Un día estando en oración en la Iglesia de las Carmelitas Descalzos, Nuestro Señor le dijo: "Hija mía, heriré al pastor  y se dispersarán las ovejas. (Mc. 14,27)" (5) Sintiendo temor preguntó: "¿Cómo, Señor, al herir a nuestro pastor dispersarás nuestra Congregación, tu rebaño?"(6)

Nuestro Señor la consoló y le dijo que no sintiera dolor ante este golpe, pues iría a París.  También vio a un sacerdote elevado en el espacio junto al altar sobre el cual celebraba los santos misterios.  "Este es el que establecerá  el Monasterio de Lyon, le dijo.  Era de rostro sonriente y cabellos rubios, pequeño de estatura, pero hombre de gran cordura, no me atrevía a preguntarte su nombre; pero tu me dijiste: está unido al Oratorio" (7) Un año después, el 29 o 30 de abril, estando en la capilla de los Padres Mínimos, fue arrebatada para decirle por segunda vez: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas." (8)

En esta ocasión, se sintió herida, con su corazón rasgado y dijo: "Mi Bien Amado, me siento ya desolada; este arzobispo me favorece en todo y me lo quieres quitar. Él le contestó: "Hija mía irás a París." (9)

El 5 de mayo de 1628 escribió a París para comunicarle a Monseñor todo lo que el Señor le había dicho, con el fin de que él se preparara a morir, ella no le ocultó nada.  Él recibió este mensaje como venido de Dios, afirmándole a la Madre de Matel que sometía su alma a sus deseos, según lo aconsejaba San Pedro, "Por eso háganse humildes, para estar bajo la mano poderosa de Dios, que él a su tiempo los levantara (1 Pe 5,  6b-7a)" (10) y que cuando terminara sus asuntos en París regresaría a Lyon.

Poco tiempo después cuando Monseñor ya estaba en su diócesis, los RR. PP Milieu y Arnoux  fueron a invitarlo para que presidiera la celebración de la solemnidad de San Agustín, la Madre de Matel  estaba allí cuando Monseñor dijo: "Padres, hace falta que estas jóvenes insistan en Roma. Si Dios me concede la gracia de vivir, lo llevará a cabo con alegría.  Hija mía ¿qué puedo hacer para darte gusto?" (11) La Madre de Matel confundida le dijo que Nuestro Señor quería dar a otro la corona que él merecía. El comentó que quería contentar a Dios mejorando lo que había hecho y que trataría de aprovechar todo aquello que a través de ella Nuestro Señor le daba a conocer y le dijo: "Hija, tengo el deseo de hacerte algunos pequeños servicios" (12)

 El 5 de agosto, la Madre de Matel visitaba el convento de los Capuchinos a los RR. PP. Pontien e Ireneo que acaban de llegar para participar en un Capítulo, cuando llegó la noticia de que el Arzobispo había muerto de un ataque de apoplejía, lo que consternó a todos. La Madre de Matel sufrió y adoró en silencio la voluntad de Dios.

El R.P. Pontien dijo: "¡Vaya, hija! usted me curó por medio de sus oraciones cuando los médicos me habían desahuciado, y deja morir a nuestro buen pastor, que tanto la favoreció." (13) Ella contestó: "Padre mío, hay tiempos en que Dios acepta que le roguemos con lágrimas para revocar sus decretos condicionales, como lo hizo con Ezequías. Cuando me opuse a la opinión de los médicos a favor de usted y del P. Meaux, el Espíritu Santo oraba en mí con gemidos inenarrables llevándome a pedir, con gran sencillez, lo que por bondad deseaba concederme; ahora, en cambio, no puedo orar a pesar de pérdida que siento. Es menester que mi buen pastor me deje, y que yo acepte este decreto divino no sólo con resignación, sino aceptando la benigna voluntad de mi Dios."(14)

Las personas que conocían todo lo que Monseñor significaba para ella y su Orden, le presentaron sus condolencias dándole ánimo. Esa noche Nuestro Señor, amorosamente la consoló y derramó su bálsamo en la herida de su corazón y pidió que le diera por Arzobispo sucesor a Monseñor Alfonso de Richelieu"()Los largos años de vida religiosa del obispo le daban esperanza a la Madre de Matel que al convertirse en Arzobispo de Lyon, Monseñor Richelieu,"(15)

Los largos años de vida religiosa del obispo le daban esperanza a la Madre de Matel que al convertirse en Arzobispo de Lyon, Monseñor Richelieu, protegería la obra que el Verbo Encarnado le había confiado. También, seguía esperando el momento de consagrársele a Dios por medio de los votos solemnes.

Un día, ella reconoció al sacerdote que había visto en aquella visión cuando recibió la primera advertencia de muerte de Monseñor de Miron y que sería quien el que establecería el Monasterio de Lyon.  A Monseñor Camilo de Neuville  Nuestro Señor lo había escogido para ser protector y padre.

Un día, ella reconoció al sacerdote que había visto en aquella visión cuando recibió la primera advertencia de muerte de Monseñor de Miron y que sería quien el que establecería el Monasterio de Lyon.  A Monseñor Camilo de Neuville  Nuestro Señor lo había escogido para ser protector y padre. 

Algunos días después acudieron espontáneamente a sus labios los versículos del Oficio de Difuntos, sin comprender el por qué, pero muy pronto comprendió la razón divina, algunos días después  de la muerte de Monseñor de Miron, llegó la peste a la ciudad cobrando cuantiosas muertes que eran insuficientes los ataúdes y las carretas fúnebres.  Mientras todo era desolación, la Madre de Matel conmovida por las ofensas cometidas a Dios se entregó completamente a la penitencia, sin pensar en el peligro que representaba hacerlo. Las tres hermanas de la comunidad pensaban que la Madre de Matel debía abandonar Lyon y las otras tres, que Nuestro Señor no permitiría que le pasara nada.  A pesar de la presión de los amigos de la Orden de preservarla del peligro, ella permaneció indiferente, hasta que los RR.PP. Milieu y Arnoux le ordenaron aceptar el ofrecimiento de los Señores de Pure de ir a su castillo de Bermond, y ahí ayudar a unas religiosas que necesitaban de sus servicios para instruirlas y  encaminarlas a una vida más edificante.

 El 14 de septiembre de 1628, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se despidió cariñosamente de sus hijas con lágrimas en sus ojos, sin sospechar que morirían pocos días después por causa de la peste.

 El Señor bendijo sus penosos sacrificios con las hermanas de Dorieux porque muy pronto, dieron fruto. Mientras tanto el R. P. Armoux, informó al P. Jaquinot acerca del peligro que la Madre de Matel corría y que lo más conveniente era que saliera de Lyon e ir a París(16) y establecerse ahí. El P. Jaquinot. "No se limitó a probar este plan, sino que respondió para que apresurase su ejecución.  La Madre de Matel recibió el aviso de partir lo más pronto posible." (17) 

 El Sr. Pure se ofreció a llevarla a París cuanto antes, los primeros días de noviembre de 1628, emprendieron el viaje hacia Roanne rodeando Lyon, por la peste, y de ahí se embarcaron en el Loira.  Este viaje no fue la excepción de sentir repugnancia al viaje,   su estómago rechazaba casi siempre, todo alimento.  Llegó a Orleans sin fuerzas por lo que decidió permanecer ahí unos días mientras que el Sr. Pure se adelantaba para informar el porqué del retraso al Padre Jaquinot ,quien presintiendo esto, había escrito a al  superior de los jesuitas el P. Ignace de Reyne (18) para que la retuviera unos días en esa ciudad.

El P. Reyne sin haber recibido aún la carta invitó a descansar a la Madre de Matel antes de continuar su camino. Ella pasó ahí 17 días, prodigándole cuidados y conversando de las cosas de Dios.  Este sacerdote le dijo: "Hija mía, usted es en mi opinión, la criatura a quien Dios acaricia más sobre la tierra. Desde que hablé con usted, me libre de una aflicción de espíritu que blanqueó completamente mi cabello, a pesar de que soy joven todavía. Ni el retiro, ni la mortificación interior y exterior habían podido librarme de este sufrimiento. Admiro la pureza con que Dios la ha privilegiado, que contagia a quienes tratan usted." (19)

 Después de que la Madre de Matel se fue de Orleans, Dios llamó a su gloria al Padre Reyne quien fue coronado de olivo por Santa Chantal y San Vicente de Paul. "Esta muerte repentina, lejos de quitarle en sus últimos momentos el uso de sus facultades, pareció  iluminarlas con los primeros resplandores de la bienaventuranza. Su espíritu fue inundado de luces divinas, y su corazón ardía con un vehemente amor. Todos los testigos de tan feliz desenlace, estaban transportados de admiración y pedían morir con una muerte semejante a la suya."  (20)

(1) Autobiografía Jeanne Chezard de Matel. Cap. 51 p.205

(2)Biografía Jeanne Chezard de Matel.  Juan Manuel Lozano CEM  p. 145

(3) idem

(4) idem

(5) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.109

(6) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.112

(7) idem

(8) Autobiografía Jeanne Chezard de Matel. Cap. 51 p.205

(9) idem

(10) idem

(11) idem

(12) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.110

(13) idem

(14) idem

(15) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.111

(16)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.114

(17) idem

(18) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.115

(19)Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap. VIII p.115 . 116

(20) idem

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