"Ten paciencia y verás grandes cosas. El cielo y la tierra pasarán, pero su palabra permanecerá. El cumplirá todo lo que te ha prometido, y todo lo que nos ha mandado prometerte." (1)
El R.P. Poiré y el R. P Gibalin deseosos de ayudar enviaron a Roma una solicitud de establecimiento en Lyon sin su consentimiento, y le informaron que debía esperar la respuesta, pero las noticias fueron que no encontraban dicha solicitud y hubo que esperar otros tres largos años.
El tiempo pasaba y ella seguía con el ardiente deseo de ser religiosa y al quejarse con su Señor El 16 de noviembre, fue arrebatada ante su Majestad donde escuchó a los serafines decir a coro: Santo, Santo, Santo y consumirse en los braseros del amor infinito. "A partir de ese día, fui de tal manera abrasada por su viva llama, que me veía arder en ese fuego seráfico: mi corazón y mi pecho parecían haberse transformado en una hoguera." (2)
Envió a Catalina Fleurin a París para continuar con los trámites de la fundación. Al mismo tiempo le fue asignado el gobierno de las Hijas de la Caridad, que con anterioridad habían solicitado a la Madre de Matel y no pudo acceder a sus deseos. Dirigió con gran acierto esta numerosa comunidad practicando toda clase de virtudes. Nuestro Señor le favoreció con dones particularmente de las grandes almas llamadas a la perfección, sus humillaciones y mortificaciones la purificaban cada día más, aunque ellas deseaban que fuera la Madre de Matel quien las guiara. Por fin llegaron noticias de Roma donde pedían rehacer todos los trámites porque la solicitud enviada, no tenía el mismo contenido que había aprobado el Santo Padre. Ella comentó que hubiera sido mejor pedir sólo una extensión de la de París. Mientras tanto sus ilustres directores estuvieron de acuerdo que tenía que escribir todas las luces que recibía de Nuestro Señor. Ellos confesaron que tan altos conocimientos teológicos en una persona extraña a esta ciencia, sólo podía proceder de Dios, le pidieron escribir todo lo que iba sucediendo. Nuestro Señor, le había hecho esta petición antes la cual renovó diciéndole: "Mis palabras son más preciosas que el oro y la pedrería, añadió: sería un crimen menospreciarlas o dejarlas caer en el olvido por negligencia. Cuando tus enfermedades te impidan escribirlas inmediatamente, pide a tu directo que las anote resumidas, para que a continuación las desarrolle tu misma, cuando haya mejorado tu salud. Para esto te hice venir a Lyon, poniéndote bajo la dirección del R. P. Gibalin" (3)
El R.P. Gibalin dijo que: "después de haber estudiado y enseñado la teología durante largos años, se veía muy lejos de las admirables luces que esta grande alma había adquirido por sus solas comunicaciones con Dios y afirmó que sometió los escritos a las censuras más rigurosas y no había podido encontrar cosa alguna que no concordara enteramente con el sentir de los Padres de la Iglesia." (4)
También expresó que quedaba tan extasiado al leerlos que se le olvidaba asistir a las reuniones comunitarias, pero que llamó la atención a la Madre de Matel por su falta de redacción y orden al escribir, ella le expuso esto a su divino Doctor quien le respondió: "No corresponde a una reina, a la que su real Esposo no se cansa de ofrecer sin cesar nuevos tesoros y adornos, ponerlos en orden; esto es tarea de sus damas de compañía. Mi largueza hacia ti es mucho más grande; siempre te esta dando. Que otros acomoden estos aderezos como deseen o como les plazca. Las personas que te hablan así son pajes de honor. Su trabajo es arreglar la habitación de la Esposa, así como es propio de mi amor dar sin medida todo lo que deseo que poseas. Que ordenen si pueden, las profusiones de mis gracias, que son agradabilísimas en su amorosa confusión, que no es un desorden, sino una admirable liberalidad." (5)
Nuestro Señor le reafirmó: "No permitiré que te equivoques; no me has pedido tu esta senda, y te he destinado para atraer a otros a mí, para ser guía de muchas almas." (6) Tal profusión diaria de pensamientos que fueron escritos por la Madre de Matel están ocupan más de tres mil hojas manuscritas por lo que es imposible relatar aquí.
(1) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap 10 pág. 169
(2) idem
(3) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap 10 pág. 173
(4) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 44 pág. 323
(5) Vida de la Reverenda Madre Jeanne Chezard de Matel. M. Saint Pierre de Jesús. Cap 10 pág. 174 . 175
(6) Autobiografía. Jeanne Chezard de Matel. Cap. 66 pág. 303
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